Tuesday, October 11, 2005


PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
Segunda parte
Lola Hoffmann

Cuando alguien ha pasado por una crisis, ha muerto a su antigua personalidad y ha hecho su camino de vuelta hacia la salud y una vida más conciente. En este proceso el sujeto adquiere ciertas cualidades que lo capacitan a poner a otras personas en contacto con la verdadera salud y la salvación.

Nuestra alma no está completa si no llevamos a la conciencia nuestra vida entera, sea esta feliz o infeliz. El sí mismo o centro psíquico es el arquetipo de la unidad, la tendencia que centra y que une los elementos contrarios de la psique. Naturalmente la psiquis busca la totalidad, más ésta solo puede alcanzarse a través del desarrollo de la consciencia y el despliegue del hombre en su totalidad, en el contexto de la vida. Esta totalidad lleva a la reorganización de la personalidad en un nivel más alto, más desarrollado.
El esfuerzo de llegar a la totalidad se da mediante la relación entre el mundo consciente e inconsciente. La naturaleza de esta relación es diferente en cada persona. El mediador de nuestros conflictos psíquicos está en nuestro interior. Principia a actuar apenas los símbolos del inconsciente han sido reconocidos y aceptados como realidad interior. Esta aceptación permite que opere el poder natural mediador del sí mismo dando así la posibilidad de reconciliación de los opuestos y la aparición de una totalidad inconsciente, desconocida hasta este momento. Este aspecto productor de símbolos del inconsciente ha sido llamado por Jung “función trascendente”, porque pone a la psiquis en condiciones de trascender el conflicto de los opuestos y permite que la consciencia salga de una condición limitada. Si no fuera por esa función trascendente jamás podríamos pasar de un estado a otro, permaneceríamos cautivos para siempre dentro de los límites de una estrecha psicología.


El principal transmisor de la función trascendente son los sueños. El símbolo transformador del sí mismo aparece en éstos como una manifestación divina. El desarrollo de la consciencia no es posible sin emoción. Esta nos llega a través de las relaciones significativas de nuestra vida. La relación con los demás es una parte muy importante en el proceso de individuación. El amor es el crisol donde se realiza la individuación, amar a alguien significa estar en posesión de sí mismo. Una cita de Jung : “En cuanto el Yo sólo es el centro de mi zona consciente, no es idéntico a la totalidad de mi psique sino es simplemente un complejo entre otros complejos. Distingo pues entre el Yo y el sí mismo en cuanto el Yo es el sujeto de mi consciencia mientras el sí mismo es el sujeto de mi psique toda, incluso de la inconsciente”. Más adelante dice: “ Los procesos inconscientes se hayan con la consciencia en una relación compensadora porque lo consciente y lo inconsciente no han de formar necesariamente un contraste el uno con el otro, se completan mutuamente hasta un total que es el sí mismo.

Jung emplea el término individuación para designar un proceso cuyo resultado es un individuo psicológico esto es una totalidad, una unidad singular e indivisible. El proceso de individuación es llegar a ser un individuo singular en cuanto que entendemos con individualidad nuestra unicidad más íntima, última e inefable.
En el curso del proceso nos transformamos en nuestro propio sí mismo, por esta razón se podría traducir individuación con la realización del sí mismo.

No hay que confundir el proceso de individuación con la toma de conciencia del Yo, con lo cual se confundiría el yo con el sí mismo. Mirado así la individuación, sería un mero egocentrismo y autoerotismo. El sí mismo abarca infinitamente más que el Yo. Es también el otro o los otros. La individuación no excluye al mundo, más bien lo contiene. El sí mismo es el arquetipo central del orden, la totalidad del hombre es una magnitud antepuesta al Yo consciente, abarca no solo a la psiquis consciente sino también a la inconsciente, siendo por ende como si dijéramos, una personalidad que nosotros también somos. No hay esperanza de alcanzar aún una aproximada conscienciación del sí mismo. Por muchos contenidos que integremos a la consciencia siempre quedará una cantidad indeterminada e indeterminable del inconsciente que pertenece a la totalidad del sí mismo.

En otra obra dice : “ El sí mismo no es solo el punto central, es también el contorno que encierra la conciencia y el inconciente, es el centro de esta totalidad así como el Yo es el centro de la consciencia.

El sí mismo es también la meta de la vida ya que es la expresión más completa de la combinación del destino que llamamos individuo.” Hasta aquí citas de Jung.

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