Wednesday, October 05, 2005



VIAJANDO AL INTERIOR DE UNO MISMO.
SEGUNDA PARTE


En la primera parte se plantea la importancia de observar, ser consciente del lapso que separa (o une) el estado de despierto a dormido y de dormido a despierto. Ese breve espacio de tiempo en que no estamos ni en el mundo del sueño ni en el mundo de la vigilia, ese espacio en que podemos tener una visión o un “vislumbre de nuestro ser”. Continuamos con la palabra del maestro Osho:

¿Cómo hacerlo? Cuando te vayas a dormir, relájate. Cierra los ojos, has que la habitación esté oscura. Cierra los ojos y empieza a esperar. Está llegando el sueño; simplemente espera, no hagas nada, ¡simplemente espera! Tu cuerpo se está relajando, el cuerpo se está volviendo pesado: siéntelo. Siente como se vuelve pesado. El dormir tiene su propio mecanismo y empieza a funcionar. Tu consciencia de vigilia está desapareciendo. Recuerda, por que el momento será muy sutil y el momento será atómico. Si te lo pierdes, te lo has perdido. No es un periodo muy largo: un solo momento, un lapso muy pequeño, y cambiarás de la vigilia a dormir. Simplemente espera, plenamente consciente. Sigue esperando. Llevará tiempo. Llevará al menos tres meses. Solo entonces puedes tener el vislumbre del momento en que estás justo al medio. Así es que no tengas prisa. No puedes hacerlo ahora mismo; no puedes hacerlo esta noche. Pero tienes que empezar y puede que tengas que esperar durante meses.
Normalmente, en un plazo de tres meses, un día sucede. Está sucediendo cada día, pero tu consciencia y el encuentro del lapso no se pueden planear. Es un evento. Tú simplemente sigues esperando, y un día sucede. Algún día, de pronto tomas consciencia de que no estás ni despierto ni dormido: un fenómeno muy extraño. Puede que incluso te asustes, por que sólo has conocido estas dos cosas: sabes cuando estás dormido, sabes cuando estás despierto. Pero no conoces un tercer punto en tu ser en el que no estás ninguna de las dos cosas. En su primer impacto, puede que te asustes y que tengas miedo. No te asustes y no tengas miedo. Cualquier cosa que es tan nueva, desconocida previamente, producirá cierto miedo, por que este momento, cuando lo hayas sentido una y otra vez, te dará también otra sensación: Que no estás ni vivo ni muerto, ni esto ni aquello. Es un abismo.
Estos dos mecanismos son como dos colinas; saltas de una cima a otra. Si permaneces en el medio caes en un abismo, y el abismo no tiene fondo: sigues cayendo, sigues cayendo. Los surfistas han usado esta técnica, y antes de darle esta técnica a un buscador, le dan también otra práctica, como salvaguardia. Siempre que se da esta técnica en los círculos surfistas, antes se da otra práctica, que es imaginar con los ojos cerrados que estás cayendo en un pozo profundo: oscuro, profundo y sin fondo. Simplemente imagina que estás cayendo en un pozo profundo; cayendo y cayendo y cayendo, eternamente cayendo. No tiene fondo, no puedes llegar al fondo. Esta caída ya no puede cesar en ninguna parte. Tú puedes parar; puedes abrir los ojos y decir basta, pero esta caída en sí misma no puede cesar. Si continúas, el pozo no tiene fondo, y se vuelve cada vez más oscuro.
En los sistemas surfistas, este ejercicio del pozo –este ejercicio del pozo oscuro sin fondo- se practica primero. Es bueno, útil. Si los has practicado y te has dado cuenta de su belleza, su silencio, entonces cuanto más profundo vas en el pozo, más silencioso te vuelves. El mundo ha quedado muy lejos, y sientes que tú has ido muy lejos, muy lejos, muy lejos. El silencio crece con la oscuridad, y en lo profundo no hay fondo. El miedo llega a tu mente, pero sabes que esto es solo imaginación, así que puedes continuar.
Mediante este ejercicio te vuelves capaz de hacer esta técnica, y entonces, cuando caes en el pozo entre la vigilia y el sueño, no es imaginación; es un hecho real: Y no tiene fondo, el abismo no tiene fondo. Por eso Buda ha llamado a esta nada vacío: shunya. No tiene fin. Una vez que la conoces, tu también te vuelves sin fin. Es difícil tener este vislumbre mientras uno está despierto. Luego es imposible, por supuesto, cuando estás dormido, por que entonces el mecanismo está funcionando, y es difícil desconectarse del mecanismo. Pero hay un momento por la noche y otro momento por la mañana –en veinticuatro horas hay estos dos momentos- en los que es muy fácil, pero hay que esperar.
Cuando estás a punto de dormir, cuando aún no te has dormido y la vigilia externa desaparece, en ese punto se revela el Ser: entonces sabes quién eres, qué es tu ser real, qué es tu existencia auténtica.


Del Libro de los Secretos
del maestro Osho

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