Monday, August 22, 2005


Vivimos en un universo extraño y maravilloso. Se necesita una extraordinaria imaginación para apreciar su edad, tamaño, violencia, e incluso su belleza. Podría parecer que el lugar que ocupamos los humanos en este vasto cosmos es insignificante, quizá por ello tratamos de encontrarle un sentido y de ver cómo encajamos en él. Hace algunas décadas, un célebre científico (algunos dicen que se trataba de Bertrand Russel) dio una conferencia sobre astronomía. Describió cómo la tierra gira alrededor del sol y cómo éste, a su vez, gira alrededor de un inmenso conjunto de estrellas al que llamamos nuestra galaxia. Al final de la conferencia, una vieja señora se levantó del fondo de la sala y dijo:
“Todo lo que nos ha contado son disparates. En realidad, el mundo es una placa plana que se sostiene sobre el caparazón de una tortuga gigante”. El científico sonrió con suficiencia antes de replicar: “¿Y sobre qué se sostiene la tortuga?”. “ Se cree usted muy agudo, joven, muy agudo”, dijo la anciana. “¡Pero hay tortugas hasta el fondo!”

La mayoría de nuestros contemporáneos consideraría ridículo imaginar el universo como una torre infinita de tortugas. Pero ¿por qué nos empeñamos en creer que sabemos más? Olvidemos un minuto lo que conocemos –o creemos conocer- del espacio y levantemos la vista hacia el cielo nocturno. ¿Qué pensamos que son todos esos minúsculos puntos luminosos? ¿son fuegos diminutos? Resulta difícil imaginar lo que son en realidad, ya que exceden inmensamente nuestra experiencia ordinaria.

Algo que nos cuesta mucho imaginar es la distancia a que se encuentran realmente los planetas y las estrellas. Es natural pensar que se hallan más próximos de lo que realmente están, al fin y al cabo, en nuestra vida cotidiana no tenemos experiencia alguna de las enormes distancias espaciales. Dichas distancias son tan grandes que ni siquiera tiene sentido expresarlas en metros o en kilómetros, las unidades con que expresamos la mayoría de longitudes. En su lugar, utilizamos el año-luz, que es la distancia recorrida por la luz en un año. En un segundo, un haz de luz recorre 300.000 kilómetros, de manera que un año-luz es en efecto una distancia muy grande. La estrella más próxima a nuestro sol, denominada Proxima Centauri (o Alfa Centauri), se halla a unos cuatro años-luz. Está tan lejos que incluso con la nave espacial tripulada más veloz de que disponemos en la actualidad, un viaje hasta ella duraría unos diez mil años.

Los antiguos se esforzaron mucho por entender el universo, pero entonces no disponían de nuestras matemáticas y de nuestra ciencia. En la actualidad contamos con recursos poderosos: herramientas intelectuales como las matemáticas y el método científico, e instrumentos tecnológicos como computadores y telescopios. Con su ayuda, los científicos han acumulado un rico acervo de conocimientos sobre el espacio. Pero ¿qué sabemos en realidad del universo, y como lo conocemos? ¿De donde viene el universo? ¿Adonde va? ¿Tubo un inicio? y, si es así, ¿Qué pasó antes de él? ¿Cuál es la naturaleza del tiempo? ¿Tendrá un final? ¿Podemos retroceder en el tiempo?

Avances recientes de la física, que debemos en parte a las nuevas tecnologías, sugieren respuestas a algunas de estas antiquísimas preguntas. Algún día, estas respuestas nos parecerán tan obvias como que la tierra gire alrededor del sol...,
O quizá tan ridículas como una torre de tortugas. Solo el tiempo (sea lo que sea) lo dirá.

Notas de Stephen W.Hawking

1 Comments:

Blogger Alejandro Cuevas Arriagada said...

Jefe,

Acerca de su última reflexión : " .... el tiempo lo dirá ..." , pareciera que el tiempo , si no es hoy será en un cortísimo tiempo..... :


" Si la revolución científica persiste como hasta ahora, en algunas décadas más, quizás centurias, un hombre podría protagonizar la saga de "Star Trek, Viaje a las Estrellas", trasladándose de un lugar a otro como por arte de magia: sean 100 metros o mil años luz, la tecnología de la teletransportación convertiría la materia en polvo de luz que viajaría de una manera misteriosa e instantánea.

Aunque la revolución en este campo aún está en pañales, y a pesar de que algunos expertos dudan de que la teletransportación pueda aplicarse a los seres humanos, ayer los magos de la ciencia hicieron un anuncio extraordinario, publicado en la revista especializada "Nature".

Fueron físicos austriacos, de la Universidad de Viena, los que dieron el salto al descubrir un método para teletransportar (tele, que significa distancia, y transportar), en "estado real", fotones: partículas de luz que se propagan en el vacío, y de los que están formados, por ejemplo, los rayos de luz.

"Nuestro resultado es un gran paso para la implementación de la teletransportación cuántica, que permitirá en un futuro que las partículas entangled puedan compartir información entre lugares físicos distantes en un medio ambiente externo y eventualmente a una escala mundial", explicó en el artículo periodístico Rupert Ursin, jefe del grupo de científicos.

El equipo consideró que, por el momento, la teletransportación sólo será posible para sistemas de comunicación digitales y computación de avanzada.


Detalles
La exitosa teletransportación se realizó a través de un cable de fibra óptica de 600 metros ubicado debajo del río Danubio. Sin embargo, ella no consistió en el viaje de los fotones propiamente tales a través del tubo, sino que lo que emigró fue el estado cuántico de los fotones: en otras palabras, información que permitió "reconstruirlos" casi instantáneamente al otro lado del túnel.

La capacidad de procesamiento paralelo gracias a la computación cuántica se ve enormemente incrementada debido a una inter-acción que ocurre durante algunas millonésimas de segundo. Ese fenómeno de la mecánica cuántica se conoce como "entaglement".

A raíz del "entaglement", dos partículas subatómicas permanecen indefectiblemente relacionadas entre sí, si fueron generadas en un mismo proceso. Por eso, cuando una de ellas sufre un cambio de estado, repercute en la otra.

El estado cuántico de una partícula "entangled", una vez medida, instantáneamente define el estado de la otra. Ese principio, calificado por el científico Albert Einstein como una "asombrosa acción a la distancia", es utilizado en la teletransportación.

Teóricamente, si de esta forma se obtiene suficiente información, puede ser efectiva la teletransportación de seres humanos y un viaje a las estrellas " ......

12:26 AM  

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